lunes, 17 de septiembre de 2012

Un trozo de yeso y la pared negada


Pues bien, no puedo seguir los planos. Yo mismo me cambio los planes, yo mismo me boicoteo.
Las placas de yeso que te iban a dividir, estructura mía, hoy son toscas tizas. Reventadas por el vandalismo, por falta de obrador con sereno. Humedecidas por la lluvia, blandas poco escriben en los muros.
Como lapiz para la hoja, pretendo, tontamente, volver a dibujar los planos. Replantearlos, cambiarlos, repetirlos o recordar donde iban las paredes.
Solo yo, y las paredes que dan a la calle. Imponentes, rugosas, de revoque grueso nada mas.
Horrendas... ¿porque me comen las manos? ¿porque no me dejan escribirte? ¿porque me cuesta sentir?
Lineas rectas... -imposible- dice la pared.
Un círculo perfecto... -no existe la perfección, hasta yo, una pared tan fornida, tengo mis dolores, mis vidas pasadas- me replica.
-¿Y que es perfecto entonces?- le pregunto
-Ya te he dicho que nada... tu voluntad no es la excepción-
-¿Que se puede dibujar entonces?- furioso interrogo
-Tus sueños... ese sueño- me dice y me deja atónito
La manos de piel seca, comienzan a ser comidas por la cal, en las que estaban envueltas las tizas. Quisiera llorar, pero mis ojos también tienen cal.
-¿Como carajo vos sabes que sueño?- increpo al muro
-Soló sé que es lo que has soñado anoche... no podíamos dormir en la estructura-
-¿Como que no "podíamos"?... ¿quienes?-
-Los materiales, los muros levantados, las columnas, los escombros, las herramientas... gritabas, como si agonizaras... subiste, poseído, y dibujaste la sonrisa de una mujer en techo-
Mis ojos clavados en la nada, incrédulos, pero con miedo... miedo a la existencia.
Mi cabeza casi frenada, comienza a subir la mirada... ahí estaba ella... dibujada casi perfecta en el cielorraso, con la palabra "futuro" entre sus labios.

El Dueño del Hotel

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