martes, 31 de agosto de 2010

Primera Lluvia en el Hotel

Enjambre de agua se martiriza en las paredes de este frío pasillo.
El humo se mimetiza con el vapor de los primeros charcos.
Con la mano corro las lágrimas de nubes que mojaron los cuadros y sus marcos.
A pesar del consistente techo, ella entra por los rincones y me invitan un nuevo cigarrillo.
-o-
Me aprieta la cara, me empuja, y de nuevo soy empleado del lugar en que soy dueño.
A falta de secador mis manos son las mejores herramientas.
En ocasiones de rodillas duchándome vestido recordé cuando pedías "no me mientas".
Como involucionado mi pelo es esponja de este pasillo y quiebran si "esto no es solo un sueño".
-o-
Ya sin zapatos, mis pies y el agua se coquetean intencionalmente.
Acostado, sabiendo que el agua me mima de a ratos.
Me susurra lo difícil de lo simple y todos sus aparatos.
Así como lo fácil de despertar con agua que me rasguña profundamente.
-o-
Juega con mi lengua, ni dulce ni salada, ella no se decide.
En cortocircuitos las luces tratan de echarla.
"De ella venimos y por eso, con tu alma, has de amarla"
No quiere irse, se escusa, en todos lados reside.
-o-
Parece que este pasillo nunca empieza como nunca termina.
Llegue en sueño y en sueños todos se van.
El agua invasora los recibe "nadie se va si es que juntos llegan"
El agua me saco el pecado, y hoy casi me asesina.

domingo, 29 de agosto de 2010

De la hiel hasta la piel


Contracturado de dormir meses en esta platea sin terminación hace que al levantarme mis articulaciones gruñan de comodidad. A ciencia cierta no entiendo por que me tire a dormir en medio de la obra. No hay obreros, se han robado material y las cortinas partidas en cuatro no son ya púgiles para el viento que ya me resfrió y me curó.
Tanto sueño estancado hoy es solo estructura, pisos sin puertas, ventas son aire y salones de luces intermitentes por el sol que se esconde de tanto en tanto ente columnas sin fino.
El silencio tan torturador como los planos sin cotas que siempre lleve tatuado en la piel. Hoy son lineas frias y con textura en puntos, es el miedo a que se derrumbe que se esta yendo por la puerta de atras y sin saludar.
Dejo de mirar el cielorraso que hoy solo son perfiles de aluminio, me levanto y con la escoba voy dejando libre el terreno para los azulejos que pienso pedir.
Parecera que es un relato triste de como resurgir de las cenizas, y no, es esto el hacer cenizas lo que siempre estuvo, hacer cenizas las maderas inestables y cambiarlas por andamios de fierro. Pucho en la boca y algun gesto a gusto de la restauración.
Han pasado cuatro horas y los sillones lo gritan en polvo cuando me siento a descansar. Uno no esta solo cuando comienza, uno esta solo en el proceso.
Han pasado dos dias y cigarros ya no quedan. Los pulmones descansan y se estampan violentamente las placas de yeso amando a las paredes. El enduido curara las heridas.
Ha pasado un mes y lo que fue hormigón hoy es poliester, no hay tanto frió pero el gas aun no llega, mientras tanto el viento me perdona unos dias y ya tengo vidrios.
Hay pocas habitaciones por ahora, no es que sea un hotel selectivo, sino mas bien un hotel no totalmente completo, con mesas rengas, burletes que se burlan y dejan pasar al viento, tornillos de roscas falsas pero aprietan como pueden. No todos quieren quedarse, la tarifa no es cara, el frió es el que aleja clientes.

Dedicado a Victor Garcia que sigue creyendo en el hotel